El cumpleaños de un niño es, en nuestro mundo, un acontecimiento que alegra a familia, amigos y al propio niño. Todo es poco para nuestros niños y eso está bien.
Pero las personas mayores no debemos perder de vista que los niños tienen que ser educados y que todos los actos que hacemos los "grandes" son archivados en el disco duro de los pequeños.
Y éste detalle no ha pasado desapercibido para Alejandro.
Alejandró será el niño de una familia que para guiar al resto de los invitados a su cumpleaños puso cartelitos por todos los troncos de encina de un camino cualquiera que lleva a esas extrañas urbanizaciones que no lo son, que nos hemos empeñado en poner en medio del campo, para tener el campo en la ciudad y la ciudad en el campo, un dislate ya les digo.
Pues bien, hubiera sido precioso explicar a Alejandro que los troncos de las encinas le hacían el favor de aguantar los cartelitos para guiar a los amigos y la familia a su "cumple" y luego explicar a Alejandro que los cartelitos hay que retirarlos, dándoles las gracias a las vetustas venerables encinas (de paso también le podemos explicar qué significa vetusta y venerable) por haber sido tan amables de darnos un tablón de anuncios y ya de paso, contarles algo de la interesante vida de las encinas.
Foto: Paloma I. |
Foto; Paloma I. |
Pero la familia de Alejandro no está por la labor, a lo que se ve, de pararse en lecciones tan sutiles e importantes como fomentar el respeto y la admiración por los árboles.
Evidentemente estos folios mal pegados no le hacen daño a la encina, ¡¡¡que todos los males de las reinas de las dehesas fueran esos!!!!, pero queda feo y poco respetuoso, según yo lo veo claro es.
Hola Paloma, creo que tienes razón, a los crios los "grandes" les enseñamos demasiadas cosas que no debiamos y otras que si debiamos no se lo enseñamos, como eso de retirar los carteles y dejar el arbol limpio, un saludo desde Barcelona
ResponderEliminarHola Pedro, perdona la tardanza en contesta tus palabras, saludos muy cordiales
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