Los árboles de la Carretera
Del álbum de la familia, pueden ver "mis" árboles de carretera |
Hoja Primera.
La parte sur de la Huerta daba con la carretera de Madrid, escoltada por altísimos y enormes árboles. El que estaba más próximo a la entrada, tenía un diseño perfecto para mí, ya que en la base del tronco tenía el nacimiento de una de sus raíces muy abultado y yo lo utilizaba de asiento. La carretera estaba muy bonita porque en cada una de las cunetas y a pocos metros vigilaban éstos gigantes, todos iguales, salvo el algarrobo que estaba justo frente a la casa. Yo nunca supe el nombre de aquellos árboles, eran "los árboles de la carretera".
Éste pie de árbol me recuerda aquel dónde me sentaba (foto mía) |
Se llamaran como se llamaran a mi me parecían interesantisimos.
Su corteza rugosa, agrietada, de color oscuro estaba llena de bichitos a cual más curioso. En primavera, antes de que salieran las hojas, aparecían unos racimillos de semillas coloreadas del verde al marrón y de sabor simplón. Cuando se secaban era precioso ver cómo el viento las agitaba y caían al suelo, volando suavemente.
Un tronco muy entretenido (foto mía) |
En otoño se ponía todo perdido con las hojas amarillas que desaparecían fundidas con la tierra al poco tiempo, eso sí, antes eran techo para gusanos, lombrices, escarabajos ...
Lo más divertido venía en primavera cuando las cunetas se tupían de alta yerba, las amapolas y las magarzas eran las reinas. Tan altas eran que yo sentada al pie del árbol pasaba totalmente desapercibida tanto para la escasa gente que pasaba por la carretera como para mis padres, que podían estar hablando a escasos metros de mí sin verme (o eso pensaba yo)
Alrededor mio los insectos se traían unos trajines incomprensibles para mi, de ellos me llamaba mucho la atención los "curitas", nunca supe de dónde salían y a dónde iban con tanta prisa, muy suspicaces ellos, nada más tocarlos segregaban un líquido rojizo y pringoso que me disuadía de hacer algún experimento con ellos. Otras criaturas muy entretenidas y desconfiadas eran los pajarillos, pero no se estaban quietos seguirlos con la vista era de locos... y no digamos cuando mi padre traía las vacas a comer, menuda emoción escuchar, ver y sentir tan cerca, a esas criaturas tan enormes, zampar sin descanso.
Alrededor mio los insectos se traían unos trajines incomprensibles para mi, de ellos me llamaba mucho la atención los "curitas", nunca supe de dónde salían y a dónde iban con tanta prisa, muy suspicaces ellos, nada más tocarlos segregaban un líquido rojizo y pringoso que me disuadía de hacer algún experimento con ellos. Otras criaturas muy entretenidas y desconfiadas eran los pajarillos, pero no se estaban quietos seguirlos con la vista era de locos... y no digamos cuando mi padre traía las vacas a comer, menuda emoción escuchar, ver y sentir tan cerca, a esas criaturas tan enormes, zampar sin descanso.
Curitas (Meloe Majalis) (foto en la red) |
En invierno cortaba algún chupón de los árboles para desmenuzar y examinar concienzudamente el "corcho" que los cubría. Eso de desmenuzar era una constante en mí para ver cómo era el interior de las cosas, igual por eso las muñecas siempre me parecieron un poco tontas comparadas con el interior de un coche lleno de diminutas piezas y ruedillas que se engranaban entre sí para hacerlos correr.
Rama "encorchada" (foto en la red) |
En verano, mi árbol y sus compañeros daban una sombra apetecible.
Un mal día desaparecieron de mi vista y de mi vida cambiando el paisaje de una forma brutal y fea. La carretera sin árboles era aburrida, monótona y vacía.
Hoja Segunda.
"Ulmos minor", Olmo común, que pertenece a un género botánico de 204 especies. (Así se llamaba mi árbol de la carretera.)
El Olmo puede medir hasta 30m. Se distribuye por Eurasia, América y Africa del norrte.
Sus hojas son caducas, alternas, asiméticas, simples y serradas o doblemente serradas.
Las flores aparecen en primavera o al final del invierno, son hermafroditas, sin pétalos, polinizadas por el viento. (observen la profunda poesía que existe en eso de ser polinizada por el viento)
Sus frutos son sámaras. Las sámaras tienen forma aplastada con un ala orbicular que rodea completamente la semilla, ala membranosa que le sirve para volar, se tornan pardo amarillento antes de caer, tienen una longitud de entre 7 y 9 mm.
La sofisticada sámara (fotos Paloma I.) |
Los Olmos requieren humedad, por lo que es habitual verlos junto a los ríos y si están lejos de los márgenes de los ríos seguramente exite un buen aporte freático.
Usos del Olmo.
De su corteza se obtienen productos de interés terapeútico; taninos, fitosterina y mucilagos. Tiene propiedades contra diarreas, hinchazones, desifección y cicatrización de heridas y faringitis.
De su corteza se obtienen productos de interés terapeútico; taninos, fitosterina y mucilagos. Tiene propiedades contra diarreas, hinchazones, desifección y cicatrización de heridas y faringitis.
Plinio el Viejo defendió su madera como la mejor para construir carros, ruedas, y piezas de maquinaria que tuvieran que ser sometidas a golpes.
Sus hojas se emplean como alimento para el ganado, considerado mejor forraje que el heno para vacas y ovejas, (HEYBROEK, 1990), (las vacas y las ovejas lo saben desde siempre). Incluso su corteza troceada ha servido de alimento al ganado.
Uso ornamental. Felipe II llenó de olmos varios espacios reales, Aranjuez, el Pardo, El Escorial, y se ha seguido utilizando en jardineria por su sombra, su belleza y solidez. Potente cortavientos, se utiliza mucho en setos.
Fue uno de los 21 árboles sagrados de los celtas y representaba a los nacidos entre el 12 y 24 de enero y el 15 y 25 de julio, venían a encarnar personas de buen carácter, modestas, prácticas, de gran sentido común e inteligencia despierta.
Hoja Caida
No busquemos olmedas, ni carreteras escoltadas por éstos gigantes verdes, practicamente no existen. Millones de ellos murieron a causa de un hongo que se alía (vector de transmisión) con un coleóptero diminuto, de 4-6 mm, y desecadena la Grafiosis, que llegó a Europa procedente de Asia, durante la primera Guerra Mundial.
Scolytus |
La Grafiosis es una enfermedad que ataca los vasos comunicantes de la savia del árbol.
La grafiosis llegó a la Península Ibérica a principios de la década de los años 80 del siglo pasado. Atajar y prevenir la enfermedad es muy complicado y el éxito no parece presidir las acciones de la Administración.
Hoja Tercera
Era costumbre sembrar árboles en las cunetas, lindes o márgenes de los caminos reales, por los efectos beneficiosos que para el caminante tenían. Servían de guía y afianzaban los caminos.
Pero con la masiva llegada de los coches a nuestras vidas, paulatina y proporcionalmente los árboles desaparecían.
Cuando un coche se estrella contra un árbol, las personas responsabilizan al árbol y el remedio es talarlo.
Otros árboles de carretera terminaron en el aserradero porque sus raíces agrietaban los asfaltos. Sería interesante saber dos cosas; si esos asfaltos eran de calidad y si los árboles estaban sembrados correctamente. En cualquier caso, sigue habiendo grietas en muchos asfaltos pero no hay ni rastro de árboles.
Otros árboles de carretera terminaron en el aserradero porque sus raíces agrietaban los asfaltos. Sería interesante saber dos cosas; si esos asfaltos eran de calidad y si los árboles estaban sembrados correctamente. En cualquier caso, sigue habiendo grietas en muchos asfaltos pero no hay ni rastro de árboles.
Las mejoras viarias han exigido que esos seres que nos dan sombra, distraen vientos, límpian la atmosfera fabricándonos mejor aire qué respirar, sean postergados.