jueves, 18 de diciembre de 2014

Castaño Quemado



Pié quemado de un castaño

Apreciar la fuerte pendiente del terreno


Sofisticado diseño en la madera quemada


Por un lado la madera parece definir unas rosas y por otro el perfil de un bóvido.

Hongos comedores de madera


Arriba de lo que quedó del tronco, en un hueco la vegetación se abre paso y ocupa lo que parece un macetero.

La madera sujeta las piedras del terreno y se sujeta en ellas.

Las raíces quemadas se hunden en la tierra.



Distintas imágenes de las raices quemadas abrazadas a la tierra.


Existe una frase cuyo autor no está muy claro, aunque algunos lo atribuyen a Leonardo Da Vinci, que dice: Sólo se ama lo que se conoce.  Evidentemente resulta imposible amar algo de lo que no tenemos la más mínima noción.

Y todo esto para decirles lo mucho que amo a los árboles conforme más los voy conociendo. Bien es cierto que entre ellos y yo, desde mis tiempos infantiles se estableció una relación de atracción sin mucha explicación. Pero ya saben ustedes que en cuestiones de amor nadie sabe nada y sin embargo todos dogmatizan sobre él. 

Un tronco quemado en un castañar de la sierra de las Villuercas (Cáceres) es hoy el héroe de esta hoja en el Espíritu de Árbol.

Observándolo, él me explicaba la importante función que sigue cumpliendo en la naturaleza:

Sujeta firmemente  la tierra para que no se derrumbe porque el lugar tiene una pronunciada pendiente. Da alojo a multitud de animalitos que en su tronco tienen su despensa y su hogar, reptiles, pequeños mamíferos como las musarañas o los ratoncillos de campo, insectos. Permite que los hongos comedores de madera vivan y cumplan su importante misión. Y finalmente abona la tierra que sujeta.


Seguramente han oído hablar ustedes de los corrimientos de tierra y no soy yo, sino la Organización Mundial de la Salud  (OMS) quien atribuye como una de las primeras causas de esos deslizamientos que tan mortales para las personas son, a la desforestación del terreno y la consiguiente erosión del mismo, dicho de otro modo, al hecho de arrancar árboles a diestro y siniestro sin preocuparse de reemplazarlos por otros. 

En este caso que les explico, de no estar ese tronco quemado cohesionándola, la tierra se desplomaría sin duda alguna. 

Guardando mi inestable equilibrio, me acerqué a él con todo respeto y cariño y le prometí que como buen paladín de la madre Tierra, tendría su hoja en este medio como ejemplo y enseñanza de su misión más allá de la muerte.

6 comentarios:

  1. Y aún quemado sigue manteniendo su porte distinguido, comparto tu cariño por los árboles, mi última entrada también va de ancianos castaños.
    Un abrazo como los que doy a los árboles.

    http://lacuevadeltasugo.blogspot.com.es/2014/12/arboles-viejos.html

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  2. Me alegra mucho tu comentario, abrazar árboles es una sanísima costumbre a la que dedicaré cualquier día de estos una hoja del blog. Muchas gracias por tu comentario y feliz navidad y años nuevo Tejón.

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  3. Buen reportaje de una de las actividades de los arboles, Felices fiestas, saludos

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  4. Muy buenas las fotos Paloma, a través de ellas sufro con y por ese árbol. Saludos

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  5. Algún artista verá interesantes diseños en esos dibujos de la madera quemada. Nadie es mejor musa que la naturaleza.

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